top of page

NARCISISMO Y APEGO

Un camino de la regulación emocional a la mentalización

           Aportes de la Teoría del Apego a la teoría y clínica Psicoanálitica

 

Varios autores dentro de la  Teoría del Apego consideraron que el objetivo del sistema de apego era sentir seguridad y que la respuesta del niño a la separación venía condicionada tanto por factores externos como por determinantes internos. A juicio de Fonagy, esta conceptualización supone un importante aporte  a la formulación originaria de Bowlby, ya que toma en consideración las características individuales del niño. El bebé es pensado como agente activo en el intercambio con su madre real.

Sroufe tomando esta mirada vincular, redefinió en 1996 la teoría del apego, en términos de regulación del afecto, estableciendo una relación entre apego seguro y capacidad de autorregulación, mientras que el apego inseguro se asocia a dificultades de regulación afectiva.

Los cuidados maternales, especialmente la sensibilidad maternal  (nominada con el concepto respuesta sensible) y la tolerancia a la ansiedad, favorecen la seguridad del apego.

Bowlby  prefirió el concepto de “figura de apego” para referirse a  aquella persona que brinda el sostén emocional al niño,  para no solo circunscribirlo a la madre o a lo biológico, esta concepción abrió la mirada hacia el cuidador del niño, sea la madre biológica o no.

Se sostiene como fundamental que el patrón de apego seguro es un factor de protección respecto al desarrollo de trastornos psicopatológicos. Las personas con apego seguro muestran menos hostilidad y más habilidad a la hora de regular la relación con los otros

Pero revisemos como se posiciona el vinculo  figura de apego-bebé, la Teoría del Apego en relación a algunos de los más destacados referentes   teóricos psicoanalíticos

Una diferencia importante entre  Freud y  Bowlby es que el primero afirma que el niño se ve forzado a buscar los objetos al fracasar en la gratificación oral, mientras que para Bowlby el niño está especialmente interesado en la relación con el otro. Mientras este último atribuye a la motivación de apego un carácter primario, Freud considera que ésta es secundaria respecto de otras necesidades.

Mahler nos planteo la importancia en la toma de conciencia de los límites corporales  y en ello desempeña un  papel fundamental el cuidador, sería el desarrollo del self corporal. Debemos tener en cuenta en los dos primeros años  se desarrolla la capacidad para dominar la ansiedad de separación y la afirmación de confianza básica, estos dos elementos son fundamentales para un desarrollo saludable.

Ya M. Klein nos planteaba  que el ambiente adecuado es aquél proporcionado por un progenitor que es capaz de absorber y devolver la experiencia del bebé metabolizada, semejante a lo que la teoría del apego considera como cuidadores seguros.

Bion denomina a esta capacidad de los progenitores “función alfa”. La teoría de Bion respecto a la función continente tiene muchas semejanzas a las formulaciones de Sroufe, quien piensa que la relación de apego es el elemento fundamental de la regulación emocional.

 Bowlby no fue el primer psicoanalista en subrayar la importancia de los factores interpersonales puesto que Ferenczi ya había destacado las dificultades de los adultos para comprender el lenguaje del niño (llamo a esto confusión de lengua entre el adulto y el niño)  y analizo las consecuencias que se podrían derivar de ello.

Cuando el bebé tiene que afrontar la realidad tempranamente,  estaría asumiendo funciones que aun no ha desarrollado, ya que todavía no ha tenido lugar a la formación de su self verdadero. Un ambiente contenedor posibilita al niño la fusión de la agresión y el amor.

La seguridad que obtiene un bebé nace del hecho de experimentar el mundo interno. Ante la ansiedad del bebé, la figura de apego debe transmitir calma mediante respuestas que simultáneamente reciban la ansiedad del bebé y le proporcione un afecto  y efecto tranquilizador. El bebe debe ser expuesto a los sucesos gradualmente y a medida que su  maduración lo vaya facilitando

Tanto el psicoanálisis como la teoría del apego sostienen que la sensibilidad maternal juega un papel decisivo en el desarrollo de la psique

Fonagy toma el descubrimiento de Winnicott que el verdadero self solo puede evolucionar en presencia de una persona no intrusiva que permita al niño vivenciar la continuidad de su self, sostiene por lo tanto que cuando no hay un maternaje suficientemente bueno se producen distorsiones que pueden alterar el desarrollo del self verdadero.

Para que el niño pueda alcanzar un sentimiento de sí mismo es necesaria la presencia de una figura parental que pueda pensar sobre la experiencia mental de aquél. La función especular sostiene que para que el niño pueda acceder a las relaciones interpersonales, es preciso que le sea devuelta una versión más manejable de sus estados emocionales.

Si por el contrario la madre no es capaz de responder adecuadamente y la función especular  ha sido inadecuada, da lugar a trastornos posteriores del desarrollo.

En otras circunstancias la madre puede reflejar el estado emocional del bebé pero sin modular, en este caso, el niño siente confusión y ello da lugar a la “equivalencia psíquica”. Otra situación negativa es aquélla en que la madre ignora la ansiedad del bebé dando lugar a que el niño desarrolle defensas disociadas.

 Dentro de una relación que da contención y seguridad, la madre despliega una variedad de afectos ante la ansiedad del niño, con el fin de proporcionarle una emoción de otro signo, de modo que al niño se le transmite la idea de que no ocurre nada grave o inmanejable.

La discriminación entre los sucesos mentales y los sucesos del mundo físico tiene lugar de una manera gradual. Al comienzo, en la mente del niño hay equivalencia psíquica entre ambos tipos de fenómenos; más adelante, en el contexto de una relación próxima y segura, el niño consigue integrar ambas perspectivas e ir construyendo la realidad psíquica.

Las afirmaciones de Kohut respecto al narcisismo se acercan bastante a la teoría del apego, cuando sostiene que para que pueda darse un desarrollo sano es necesario que el cuidador neutralice el narcisismo del niño, frustrando suavemente las expectativas del self grandioso.

Fonagy describe la mentalización como la capacidad para la representación mental del funcionamiento psicológico del self y del otro. Hay evidencias empíricas de que la seguridad del apego correlaciona positivamente con la capacidad de mentalización o dicho de otra manera, con la capacidad reflexiva.

 La mentalización comprende la capacidad para diferenciar los propios pensamientos de la realidad efectiva, adoptar una actitud reflexiva que implique una focalización de la atención en los contenidos de la propia mente, diferenciación e identificación y descentramiento. Por lo tanto consiste en la capacidad para advertir que los demás poseen pensamientos y puntos de vista diferentes a los propios.

 La regulación emocional, permite interpolar un proceso de elaboración mental entre el estímulo y la reacción emocional, que evalúe, procese y simbolice el propio sentir, modulando su expresión de acuerdo a las posibilidades de la situación y a la captación empática del otro, y facilitando  una selección de respuesta adecuadas 

Peter Fonagy y colaboradores postularon que en los pacientes con desórdenes de la personalidad severos se inhibe un aspecto particular del desarrollo de los procesos mentales: la función reflexiva o mentalización.

El apego desorganizado está relacionado con estados mentales no resueltos respecto a pérdidas o traumas y con un comportamiento del cuidador como asustado-asustador. Este tipo de apego aparece con frecuencia en niños cuyos cuidadores inspiran miedo, por lo que se enfrentan a la situación paradójica de necesitar protección de las figuras que a su vez provocan circunstancias atemorizantes.

El patrón de apego desorganizado está en función de dos parámetros: la severidad del trauma y la calidad de las relaciones de apego, sin embargo  si el nivel de protección es deficitario puede presentarse la conducta desorganizada a pesar de no haber experiencias traumáticas. El apego desorganizado tiene una relación estrecha con la agresión infantil, la disociación y las relaciones violentas. La presencia de emociones intensas dificulta marcadamente la posibilidad de mentalizar

 Fonagy sostiene que los pacientes con trastornos límite coinciden con las características del  apego desorganizado, ambos utilizan a las personas como objetos inanimados para tranquilizarse. Considera que las personalidades fronterizas tienen una personalidad escindida de sí mismos, lo que les conduce a lo que él denomina dilema espantoso entre la tendencia a la extrema dependencia y el terror a la proximidad. Se reactiva  bajo estas circunstancias un modo de funcionamiento mental prementalizado, que tiene una serie de características específicas diferentes al modo “mentalizado

Las características del modo prementalizado son:1) La inhibición de algunas de las capacidades de la mentalización. 2) La reactivación de algunos de los modos prementalizados de experimentar el mundo interno” hacer de cuenta” 3) La constitución deficitaria del sistema representacional para simbolizar los afectos. 4) La inestabilidad en la estructura del self, junto con las medidas que se ponen en juego para protegerlo (inhibición del mentalizar, actos de agresión preventivos para neutralizar las amenazas percibidas, mecanismos proyectivos, representaciones inadecuadas y esquemáticas de las interacciones vinculares.) 5) Fallas en la regulación emocional.

Entre otros desenlaces que observamos en la clínica  podemos citar: el pensamiento concreto, la dificultad para construir un modelo complejo de la mente propia y ajena, el carácter de “realidad” que adquieren determinados pensamientos o creencias por lo que desencadenan afectos intensos y difíciles de regular, el carácter de “irrealidad” que tienen ciertos pensamientos y fantasías al estar disociados de la experiencia vivencial concreta, la prevalencia de esquemas de atribución rígidos y estereotipados en las relaciones interpersonales, las dificultades para identificar y denominar adecuadamente los propios afectos, la desregulación emocional, la impulsividad, etc.

Vemos que en ciertas situaciones padecen una inhibición de la capacidad que permite “diferenciar los pensamientos de la realidad efectiva”, junto con una reactivación de los modos prementalizados, lo que configura entonces un modo de funcionamiento mental diferente al normal o al neurótico, ya que en este último caso no se pierde la capacidad de tomar a la representación como “mera representación”.

 Estos pacientes funcionan (de modo habitual o episódico) en el modo de “equivalencia psíquica”, por lo que sus propios pensamientos son tomados por ellos como “reales”. 

Pueden observarse procesos de pensamiento rígidos e inflexibles, la convicción inquebrantable e inapropiada de tener razón, sentimientos de grandiosidad incuestionable (derivados del hecho que el deseo de perfección se transforma en perfección efectiva). Los traumas ocurridos en el seno de esta relación, así como diversos déficits y perturbaciones en las funciones parentales mencionadas, suelen encontrarse en la base de muchas de las fallas en la capacidad de mentalizar de los pacientes con trastornos de la personalidad

Surgen entonces una serie de manifestaciones clínicas que advertimos en los pacientes que padecen este trastornos: experiencias confusas y difusas de su mundo mental, dificultad para identificar sus emociones o sus necesidades corporales, merma en la posibilidad de considerar sus pensamientos como meros pensamientos y para anticipar el efecto de las propias acciones en los demás, dificultad para construir un modelo adecuado de la mente del otro que sirva para entender y prever su conducta, desregulación emocional, impulsividad, inestabilidad básica del self e intento de remediarla por medio de diversas acciones. La frontera entre interno y externo es de mucha incertidumbre. Una indiferenciación sujeto-objeto desdibuja sus límites. Predominan la angustia de separación y su complementaria, la angustia de intrusión Hay clivaje más que represión, ataque contra el pensamiento más que la evitación del pensamiento. Siempre está a punto de ser abandonado por sus objetos. El pasaje al acto predomina sobre la acción específica, El pensar es incontinente y funciona como catarsis. Se observa una incidencia de los procesos primarios en el pensamiento; el despliegue de mecanismos de defensa primitivos (escisión, idealización primitiva, identificación proyectiva, desmentida y omnipotencia. La  “problemática” del fronterizo como uno de los trastornos del proceso de subjetivación, padece de déficits estructurales al decir de Hornstein.

Nuestra labor como psicoanalistas será por medio del trabajo interpretativo y de la relación transferencial paciente-terapeuta integrar y reorganizar las estructuras mentales inconscientes repudiadas. Nuestra tarea será construir  puentes entre las experiencias afectivas primarias y su representación simbólica, favorecer la formación de un sentido coherente del self, propiciando la regulación emocional.

Se llevará a cabo a través de la reactivación del modo de “equivalencia psíquica” y la simultánea inhibición de la capacidad para diferenciar los hechos de las representaciones, favorecer la transformación de la equivalencia psíquica en representación mental para propiciar la reactivación de la capacidad de diferenciar las representaciones de los hechos

Cabe comenzar diciendo que este modo prementalizado (la “equivalencia psíquica”) consiste en la reactivación de un modo de experimentar el mundo interno que es normal en la temprana infancia. Hasta los tres años de edad, aproximadamente, el pensamiento del niño es muy diferente de lo que es para el adulto promedio, ya que no ha adquirido todavía una teoría representacional de la mente y, por tanto, no considera que sus ideas sean representaciones de la realidad, sino más bien réplicas directas de la misma, reflejos o copias de ésta que son siempre verdaderas y compartidas por todos.

 Cuando tiene predominancia este modo de experimentar el propio pensamiento, no es posible que haya distintos puntos de vista sobre el mismo hecho, ya que pensamiento y realidad no se diferencian y, por tanto, hay sólo una única forma de ver a esta última y basta la existencia de una idea para que sea considerada como “real”. Lo que existe en la mente ha de existir en el exterior, y lo que existe afuera ha de existir también en la mente. 

A medida que la paciente pueda ir viéndose, cada vez más, como un “interprete” del evento, y pueda ver sus creencias como tales, operando para entender lo acontecido, se estará recuperando la dimensión subjetiva y mentalizadora del paciente

Para mentalizar adecuadamente, entonces, hay que esforzarse en llevar a cabo un descentramiento que deje de lado la propia perspectiva para captar la ajena, en morigerar los estados emocionales.

Esta labor en el espacio terapéutico es fundante ya que la capacidad de mentalizar es necesaria para que seamos capaces de comprender el comportamiento propio y ajeno en términos de estados mentales, regular nuestras emociones y establecer relaciones interpersonales satisfactorias

 

bottom of page