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Trastornos del apego: Consecuencias

 

Lic. Maria Casariego de Gainza

 

La personalidad  adulta la pensamos desde la Teoría del Apego y la Teoría de las Relaciones Objétales Psicoanalítica como producto de la interacción del individuo con figuras claves durante sus años infantiles, vulnerables y, en particular, con las figuras de apego.

Un gran número de conductas consideradas como precursoras de los trastornos de conducta (las rabietas, las agresiones, las conductas de oposición, el desafío) podrían ser estrategias de apego que intentarían llamar la atención  o el acercamiento a la figura de apego cuando éstas se encuentran insensibles a las señales del niño.

Otro mecanismo que podría explicar los problemas de conducta estaría relacionado con la forma en cómo se han desarrollado a lo largo del tiempo la percepción, la cognición y la motivación.

De esta forma el apego inseguro puede conducir a sesgos hostiles en la percepción del otro, dando lugar a reacciones de agresividad de tipo reactivo. En tanto que el apego seguro daría lugar a relaciones interpersonales basadas en la confianza.La conducta de apego juega un rol muy importante en lo que se refiere a la regulación emocional. Esta regulación puede se flexible o rígida.

La seguridad en el apego permite y facilita la capacidad auto-reflexiva y la mentalización que asegura la comprensión intuitiva de las motivaciones del otro y su predicción. Esto protegería contra los trastornos de conducta en la medida que el sujeto es capaz de intuir los sentimientos del otro, generando relaciones empáticas y asegurándoles una relación de intercambio con su medio social.

 La experiencia familiar de los niños que se convierten en seres relativamente estables y dotados de confianza en sí mismos, no solo se caracteriza por el apoyo que les brindan los padres cuando ello es necesario, sino también por el aliento que les brindan, de modo paulatino pero oportuno, para que vayan adquiriendo una autonomía cada vez mayor. Los adultos que desconocen la posibilidad de contar con figuras que les brinden apoyo y protección de manera constante, puede llegar a no confiar en la posibilidad de que siempre puedan tener acceso a una figura de afecto que les merezca plena confianza, sus representaciones internas son confusas e inseguras; Ven al mundo como algo impredecible y hostil, respondiendo en consonancia: apartándose de él o buscando conflictos.

Comprender bajo que condiciones se construye el modelo de conducta de apego nos permite entender que hay  personas que pueden haber aprendido que una figura de apego sólo responde de manera positiva cuando se la hace objeto de mimos y halagos. Otros pueden haber aprendido durante la infancia que la respuesta deseada solo puede obtenerse si se cumplen determinadas reglas del juego. Siempre que esas pautas hayan sido modeladas y las consecuencias de no respetarlas, leves  y previsibles, el sujeto podrá seguir creyendo en la posibilidad de obtener apoyo cuando lo necesite. Pero cuando las reglas son estrictas y difíciles de cumplir, y en especial cuando incluyen amenazas de quitar todo el apoyo, la confianza suele perderse;las consecuencias las observamos en adultos decepcionados y hostiles frente al otro.

En el modelo de sí misma que construye una persona una característica clave es su criterio sobre la aceptabilidad o inaceptabilidad de su propio ser a ojos de las figuras de afecto. Sobre la estructura de esos modelos complementarios se basan los pronósticos de esa persona dependiendo de la  accesibilidad de las figuras de apego y su capacidad de respuesta en momentos en que requiera su apoyo (concepto de “respuesta sensible”), lo cual creara lo que en la Teoría del Apego se denomina una” base segura”.

 

 

 

 

 

 

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